viernes, 5 de junio de 2015

Convergencias: Universal, particular, singular de un Hombre-en- situación llamado Enrique Pichon-Riviére


Artículo sobre tema principal del Seminario 2011: "Pichon-Riviére como autor latinoamericano".
Título:
Universal, particular, singular de un Hombre-en- situación llamado Enrique Pichon-Riviére
Autor:
Marcelo De Leonardis
Psicoterapeuta transdisciplinario
Lic. psicología UBA
Docente psicología social de la Carrera de Sociología UBA


Universal, particular, singular de un Hombre-en- situación llamado Enrique Pichon-Riviére
Para empezar a sentir a Enrique Pichon-Riviére como latinoamericano, habría que dejar de pronunciar de manera afrancesada el “Piyon” y pasar al “Pichon”, marcando bien la che como me gusta hacerlo. Che, como señaló Joaquín Pichon-Riviére en la segunda jornada del seminario1, parece estar emparentado al lenguaje de la cultura guaraní. Influenciado también por lo expuesto por Horacio González, Josefina Racedo y Ricardo Avenburg en la primer jornada, pretenderé ir de lo universal a lo particular a lo singular tomando tres aspectos vinculados a Pichon Riviêre que pretenden ser signos, sólo eso, de esos tres momentos. De lo universal me referiré a sus posturas científicas en torno a la ciencia y la psicología social; de lo particular quiero marcar su impronta de latinoamericano en cuanto a sus señalamientos sobre la familia en estas regiones del planeta; y de lo singular presentar una síntesis ficcionalizada que resume su situación existencial.
Hombre-en- situación y procesos de subjetivización.
“La psicología social se particulariza fundamentalmente por ser operativa e instrumental, con las características de una interciencia cuyo campo es abordado por una multiplicidad interdisciplinaria (epistemología convergente), de la cual deriva la multiplicidad de las técnicas… una visión integradora del “hombre en situación”, objeto de una ciencia única o interciencia, ubicado en una determinada circunstancia histórica y social… las ciencias del hombre así reunidas aportan elementos para la construcción de un instrumento único al que llamamos ECRO, esquema conceptual, referencial y operativo, orientado hacia el aprendizaje a través de la tarea.”2
Mi formación en psicología social me llevó a plantear que la misma es una transdisciplina3 y que como tal no tiene objeto (ya que este se corresponde a las disciplinas de objeto discreto) sino campo de problemas o problemática. Esta se sintetiza en lo que se denomina procesos de subjetivización (subjetividad y subjetivación)4. Este enfoque tiene cierta afinidad con los desarrollos del socio construccionismo o construccionismo social, tomando distancia crítica de las posiciones dialécticas. Defino la Psicología social como el campo transdisciplinario que tiene por objeto dar cuenta de las producciones de subjetivización. Estas producciones se sitúan en determinados contextos socio- histórico, cultural y geográfico. Para dar cuenta de ello se necesita especificar las articulaciones existentes entre: las MODALIDADES con que se expresan; las CONDICIONES de posibilidad que las atraviesan; los RECURSOS implicados para tales procesos.
Lo que me impresiona es encontrar que esta postura5, que comienza a tomar forma a mediados de la década de 1970 desde los países centrales, enuncia y asume propuestas muy parecidas, pero muy, de como pensar la ciencia y la psicología social por Pichon Riviêre ya casi 1960 y desde Latinoamérica. Tentado estoy de decir, un visionario y pionero. Por ejemplo, la misma critica que empieza a elaborar K Gergen y otros sobre el valor operativo y de conocimientos de lo producido por la psicología social norteamericana a mediados de los 1970, se corresponde a lo ya planteado en los años 1960 por Pichon Riviere sobre la necesidad de transformar la tarea en direccional y significativa para evitar estancamiento y pérdida de sentido. Claro, a primera vista parecerían dos lenguajes distintos. Pero esto se entiende cuando estamos comparando dos producciones que no tienen contacto temporo espacial, lo cual hace que iguales problemas estén significados de forma similar por “lenguajes” diferentes.
Voy a tomar dos puntos de fuerte coincidencia.
En el plano epistemológico ambos sostienen un criterio de verdad bastante radicalizado. La Psicología social histórica y crítica tiene un criterio de Verdad relativista, legitimada en una retórica de la verdad y gestionada a través de los juegos de la verdad. Desde la Psicología social de la praxis6 la verdad es en términos de interpretación, una hipótesis que va a ser confirmada o reformulada. ” Toda interpretación, en este tipo de grupos, como en la tarea terapéutica, tiene el carácter de una hipótesis elaborada acerca de la fantasía grupal. No apunta a la exactitud, o mejor dicho no se evalúa con un criterio tradicional de verdad sino en términos de operatividad, en la medida que permite o favorece la ruptura del estereotipo.”7
En el plano teórico lo que la Psicología social histórica y crítica postula como problemática es la Subjetivización (efectos de subjetividad y procesos de subjetivación) y la psicología social de la praxis el hombre en situación donde el “sujeto no sólo es un sujeto relacionado, es un sujeto producido. No hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases.”8 Lo cual hace necesaria la intervención de epistemologías de la Complejidad –mas sistémica- o de la Transversalidad –mas institucionalista- o Interciencia –mas pichoniana-. Lo cual requiere de conjuntos multidisciplinarios que intervengan con metodologías interdisciplinarias.
Lo universal toma características particulares en contextos socio históricos específicos.
“La “antipsiquiatría” es una concepción impulsada por sujetos muy capaces… conectados con el pensamiento de Sartre… tengo coincidencias y discrepancias con Laing y con Cooper… rechazo el concepto de alienación de Laing y la función que tiene la familia dentro del esquema de Cooper. Pienso que es preciso distinguir los distintos tipos de familia y los diferentes medios sociales en los que se inserta el núcleo familiar.
Por ejemplo, es muy particular y significativo el rol de la familia en un país dependiente, y muy distinto el que cumple en un país industrializado. Y esto se visualiza si comparamos la familia norteamericana con la sudamericana. Hay entre ellas profundas diferencias y roles distintos a cumplir; también han tenido modelos diferentes.9
La cita precedente es un excelente analizador sobre los posicionamientos personales y críticos que le permitieron desarrollar un punto de vista autónomo, un pensamiento propio y no “dependiente” del teorizar en otros contextos y extrapolados como si fueran universales= únicos, esenciales y válidos para todos los momentos y lugares.
El eje familia es rico para pensar tanto los aspectos ligados a la importancia que adquiere como red de sostén o apoyo socioemocional para aquellos que venimos de una experiencia inmigratoria global como de inmigración local o interna del país. Un país, Argentina, que entre 1940 y 1950 producía un cambio de la sociedad tradicional a la sociedad de masas. La percepción de los procesos de cambio social y cultural en la investigación clínica del “conjunto” familiar de pacientes psicóticos empezando a ser entendido como grupo primario y la posterior elaboración de los grupos operativos de la psiquiatría, y luego, psicología social, manifestaban una tendencia “en un sentido que colocaba a las transformaciones contemporáneas de la socialidad en el centro de su preocupación”. 10
Singularidad. Hacer la vertical sobre la colchoneta horizontal de los grupos.
Ese día el grupo despedía a Enrique. Como coordinador, me sentía triste. Y eso era algo que el siempre traía. Pensé en las afecciones de los más afines y centrar el trabajo sobre ellos. De todos y todas, creo que Vicente era el que más afectado estaba. Siempre al lado de aquel. Siempre con gestos de admiración y postura reverencial. Para mi sorpresa, a Ana la vi tranquila. Quizá entre ellos no había despedidas. Y ese día, en la sesión de alta de Enrique, dejé que Vicente tomara la iniciativa. Después de expresar con voz quebrada por la angustia y la emoción todo lo que significaba que su compañero no nos iba a acompañar más en la experiencia de ese grupo, se hizo un silencio de muerte que pareció una eternidad y así como de la nada preguntó:
-¿Tenes presente alguno de tus primeros sueños?
Enrique, un poco desconcertado dijo
- Todos ellos, sin excepción, estaban vinculados a la acechanza de los malones…
Y como no dijo nada más, prosiguió Vicente, como si nunca hubiese escuchado esas historias de su compañero.
-¿Cómo eras de niño? ¿Cuáles tus gustos, tu carácter?
-Trabajaba con mi padre en el campo, a los seis años ya sembraba… Y era tranquilo, sin mayores conflictos, a pesar de sufrir el latente peligro de los ataques indígenas y la especial situación familiar…11
Éramos una familia más de la zona. Aprendí a hablar perfectamente el guaraní; mi maestro fue el primer capataz que tuvo mi padre en la plantación… Y lo curioso es que pase del francés al guaraní directamente: el castellano recién lo aprendí cuando tuve que ir a la escuela. Incluso necesite tomar algunas lecciones…
El Iberá era para nosotros un mundo de magia, lo desconocido, y también lo siniestro. Nos sentíamos atraídos, pero a la vez recelosos ante la proximidad de la aventura, que era también la proximidad de alguna tragedia.12
Nos bañábamos en la laguna, a pesar de los yacarés. Mi padre nos había enseñado una manera de inmovilizarlos, poniéndoles una rama en la boca y dejándoles así trabada la mandíbula. Yo lo hice una sola vez pero lo viví como una eternidad. Era una vida muy especial, una vida en la naturaleza, y si bien nos mudamos varias veces, siempre, eran sitios de una misma región, y las experiencias y los recuerdos se repetirán.13
Pero es cierto que, a pesar de nuestra gran adaptación al medio, vivía todas las contradicciones propias, algunas muy angustiosas, del que, en cierta medida y más allá de sus deseos, responde a mundos culturales muy distintos y hasta muy opuestos.
Y ese mundo primitivo, de donde surgieron mis temores más profundos, el de los malones indígenas, me nutrió con toda una visión mágica del universo… regido por la culpa, y donde la muerte, el duelo y la locura, forman el contexto general.14
Cebado por lo intenso del relato y tomando conciencia de su despedida, prosiguió
-Podría decir que mi vocación por las ciencias del Hombre surge de la tentativa de resolver la oscuridad del conflicto entre dos culturas. A raíz de la emigración de mis padres desde Ginebra hasta el Chaco, fui desde los 4 años testigo y protagonista, a la vez, de la inserción de un grupo minoritario europeo en un estilo de vida primitivo. Se dio así en mi la incorporación, por cierto que no del todo discriminada, de dos modelos culturales casi opuestos. Mi interés por la observación de la realidad fue inicialmente de características precientíficas, y más exactamente, mítico y mágico, adquiriendo una metodología científica a través de la tarea psiquiátrica.15
Logre decirle
- Eso que sintetiza de forma brillante su situación existencial nos muestra a todos y todas lo provechoso que fue para vos esta terapia grupal. Interrumpiéndome, casi como no queriendo escuchar mis palabras de cierre, agregó:
- El descubrimiento de la continuidad entre sueño y vigilia, presente en los mitos que acompañaron mi infancia y en los poemas que atestiguan mis primeros esfuerzos creativos, bajo la doble y fundamental influencia de Lautréamont y Rimbaud, favoreció en mí, desde la adolescencia, la vocación por lo siniestro.16
Todos caímos nuevamente bajo el hechizo de su retórica y su efecto fascinante de líder. Nadie quería interrumpirlo, así que prosiguió…
-La sorpresa y la metamorfosis, como elementos de lo siniestro, el pensamiento mágico, estructurado como identificación proyectiva, configuran una interpretación de la realidad característica de las poblaciones rurales influidas por la cultura y la mitología guaraní, en las que viví hasta los 18 años… La internalización de estas estructuras primitivas orientó mi interés hacia la desocultación de lo implícito, en la certeza de que tras todo pensamiento que sigue las leyes de la lógica formal, subyace un contenido que, a través de distintos procesos de simbolización, incluye siempre una relación con la muerte en una situación triangular… mi vocación analítica surge como necesidad de esclarecimiento de los misterios familiares y de indagación de los motivos que regían la conducta de los grupos inmediato y mediato… El interés por la observación de los personajes prototípicos, que en las pequeñas poblaciones adquieren una significatividad particular, estaba orientado -aún no conscientemente- hacia el descubrimiento de los modelos simbólicos, por los que se hace manifiesto el interjuego de roles que configura la vida de un grupo social en su ámbito ecológico. Algo de lo mágico y lo mítico desaparecía entonces frente a la desocultación de ese orden subyacente pero explorable: el de la interrelación dialéctica entre el hombre y su medio.17
Ambivalente, entre producir un corte o dejarlo aquí con nosotros eternamente, intervine pidiéndole a Vicente que se animara a concluir el encuentro
-Enrique, para cerrar, ¿Qué más sabes, a fondo, de tu vida?
- Que he estado en la tierra realizando una tarea concreta. Esto ha sido mi vida: una praxis permanente y en movimiento espiral.18
Todos nos saludamos y para sacudir la tristeza y transformarla, Enrique no invitó a todos a caminar la noche e ir a bailar y escuchar unos tangos al Sur.





1 SEMINARIO PICHON-RIVIÈRE COMO AUTOR LATINOAMERICANO. Biblioteca Nacional.  9, 23 y 30 de Septiembre 

de 2011. Ciudad de Buenos Aires.



2 Pichon Riviêre, E El proceso grupal, Nueva Visión, 1978, Bs As, Estructura de una escuela destinada a la formación de 

4psicólogos sociales, págs. 149/150



3 Ver M. De Leonardis El Anti- Edipo y la Transdisciplina: 7 miradas mutuas; y, O. Ed Sidranoel Transdisciplina, en Revista 

 Transversales. Política, Deseo, Subjetividad. Año 1, Número 1, Bs As, Invierno 2011 (hay versión electrónica 

 http://revistatransversales.blogspot.com/)
 


4 Tal como nos lo proponía pensar el Lic. Ricardo Malfe o también Gregorio Baremblitt respecto al análisis institucional.



5 Que preferimos denominar Psicología social histórica y crítica



6 Entiendo que es así como G. Kazi denomina la psicología social de Pichon Riviêre y me gusta



7 Pichon Riviêre, E El proceso grupal, Nueva Visión, 1978, Bs As, Estructura de una escuela destinada a la formación de 

psicólogos sociales, pág. 153



8 Zito Lema, V. Conversaciones…., Ediciones cinco, 2004, Bs As, pág. 108



9 Zito Lema, V. Conversaciones…., Ediciones cinco, 2004, Bs As, pág. 104/105



10 Vezzetti, H. El psicoanálisis y las ciencias sociales (Enrique Pichon Rivière y Gino Germani), Anuario de 

Investigaciones, N° 6, Facultad de Psicología, UBA, 1998, Bs As (existe versión electrónica abreviada)



11 Zito Lema, V. Conversaciones…., Ediciones cinco, 2004, Bs As, pág. 26



12 Zito Lema, V. Conversaciones…., Ediciones cinco, 2004, Bs As, pág. 24



13 Zito Lema, V. Conversaciones…., Ediciones cinco, 2004, Bs As, pág. 23



14 Zito Lema, V. Conversaciones…., Ediciones cinco, 2004, Bs As, pág. 33/34



15 Pichon Riviere, E El proceso grupal, Nueva Visión, 1978, Bs As, Prólogo, págs. 7/8



16 Pichon Riviere, E El proceso grupal, Nueva Visión, 1978, Bs As, Prólogo, pág. 8



17 Pichon Riviere, E El proceso grupal, Nueva Visión, 1978, Bs As, Prólogo, pág. 8



18 Zito Lema, V. Conversaciones…., Ediciones cinco, 2004, Bs As, pág. 166










miércoles, 3 de junio de 2015

Toda Psicología es Social

TODA PSICOLOGIA ES SOCIAL
Marcelo De Leonardis[i]

Algunos, pocos, han decretado que transitamos la era de la ideología del Fin de la Historia y las Ideologías. En virtud del Imaginario Social que se organiza en torno de esa creencia, los mecanismos de naturalización están a la orden del día. Por un lado se cree que hay cosas que siempre existieron de la misma forma, con lo cual se borra cualquier intento de introducir una perspectiva histórica de ellas y las situaciones que podrían desestabilizar esos postulados. Se cree, por ejemplo, que un fenómeno de inseguridad social se genera por efecto espontaneo del aquí y ahora como hongo que brota de las baldosas y no que es una producción socio histórica, en la que se imbricaron políticas y voluntades pretéritas de apostar  y adherir a determinado rumbo y no a otros. O se cree que los fenómenos colectivos de consumo masivo e ideales consumistas son formas lógicas eternas en las que se organizan todas las sociedades de la historia humana. Y así se pueden citar ejemplos más particulares y singulares de la cuestión.
Pero también la naturalización nos pone en el plano de la Naturaleza, ese dominio en el que la Razón pudo defender su orden eterno de las cosas sin la intervención “sucia” de lo subjetivo, ni de Dios, para la producción de la Verdad de la Ciencia y la Filosofía Moderna. La objetivación introduce la ilusión de lo objetivo y por un pase de magia deja afuera a los verdaderos productores de las cosas, a los objetivadores: las mujeres, los hombres y (hoy habría que agregar) otros géneros. Cuando se habla de Naturaleza Humana se está apelando a algún tipo de mecanismo de naturalización. Pero no hay tal cosa. En el dominio de lo humano hay subjetivización: hay una sinergia de la especie que vuelve todos sus contextos autocreados. Son actos performativos. No hay objetividad sino objetivaciones: lo objetivo es una construcción, esta producido.
Lo que la modernidad clásica ha definido como objetivo existe por fuera de lo humano: hay ciertos fenómenos y regularidades materiales no humanas captadas por nosotros que testimonian de esa existencia. Por tal motivo sería beneficioso para la Ciencia que quiere escapar de los binarismos de la Modernidad, especialmente las denominadas Ciencias Sociales[ii], abandonar la idea de objetivo y reemplazarla por la de materialidad efectiva. Podrían encontrarse otras denominaciones mejores. Siempre se trata de un trabajo colectivo, a no engañarnos.
Con el desarrollo de la Modernidad como etapa histórica de la especie se dan ciertas producciones de subjetivización en las que se destacan distintas figuras. Diría que Sociedad, Grupo e Individuo conforman el trío más famoso. De ellas, la figura central en términos político, económico, filosófico y científico es el Individuo. Y él también está tocado por la naturalización. En lo que sigue voy a mencionar unas cuestiones que nos compromete a todos los disciplinados Psi.

La Psicología como disciplina está destinada a fundamentar la construcción del Individuo como figura central de la Modernidad de Occidente. Destino polémico si se quiere (como lo no pensado en las actuales prácticas psi), no pudiendo dar el lugar preciso a un gran número de acontecimientos y situaciones que están más allá de la reducción individualista del fenómeno psicológico. Demanda socio histórico que debiera tenerse en cuenta al hacer un análisis crítico de nuestra disciplina. Podría demostrar que la psicología es primero social y luego individual en términos de producción en la historia del conocimiento[iii]. Es solamente en el campo ideológico en que el individualismo es dominante que puede producirse una sinonimia de psicología con individuo y que por tanto puede luego algo adjetivarse con social como si se tratara de un resultado y no de algo que está en el comienzo. La psicología adjetivada como social es un producto de una demanda socio histórica en la que la individualidad burguesa se ve amenazada por el fenómeno colectivo de la asociación. El texto freudiano de la Psicología de las masas es una herramienta de divulgación válida para ubicarse sobre los debates comprometidos a tales fines[iv]. A la especie humana la distingue los fenómenos de la sociabilidad y la mentalización. Entre ambos se produce una dialéctica, una relación de mutua influencia que hace posible la creación de contextos o realidades. ¿Quiénes pueden contrargumentar que en términos generales toda psicología es social; que existiría una rama que es la Psicología Individual como el estudio de la mente[v] del individuo? Psicología Individual como disciplina de objeto discreto que nomina un dominio más específico de un campo de conocimientos más vasto. Sino ¿De qué manera interpretar la frase freudiana de que la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio, psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado? De esta forma si la psicología tiene que adjetivarse no es con social sino con individual.
Los dominios disciplinarios siempre están en falta respecto a totalizar el conocimiento de alguna cosa que no sea su objeto discreto o específico. Por tal motivo creo que cualquier disciplina se vuelve consistente si se reconoce como particular y específica, no totalizante de ciertos “objetos complejos” y problemáticos que son tales por escapar de la exclusividad de un dominio específico y presentarse como una unidad en la diversidad.
La psicología (social) puede definirse como el análisis de los procesos de subjetivización. Esto implica propiciar la transdisciplina[vi] como postura epistémica que pone de relieve la tensión moderna Individuo- Sociedad[vii]. Se trata de analizar e intervenir (lo que hace todo profesional) en cuestiones involucradas con el accionar de grupos, individuos y colectivos en la construcción de existencias humanas, socio históricamente situadas. Le queda bien a la Psicología y todo lo psi pensarse desde lo socio histórico ya que eso es recuperar un nivel de análisis científico materialista. Los procesos de subjetivización (subjetividad- subjetivación) configuran un campo complejo o transversal que requiere abrir los campos disciplinarios para que el saber de lugar al conocimiento.
En el caso de la Psicología Social tal como está plasmado en su nombre, el saber es transdisciplinario porque resiste al reduccionismo disciplinario[viii]. Quiere esto decir que su tradición es conservar la diversidad teórica como elemento distintivo y la extraterritorialidad como lo Diferente de Mi que me permite imaginar. También porque dada la tensión no cae en un reduccionismo individualista que actúa como sobredeterminación, sino que pone a trabajar las teorías en perspectiva con otras determinaciones, como el poder, la organización social, los géneros, las clases y los modos de producción económica, la satisfacción de las necesidades, la efectividad de los signos, la construcción de los cuerpos, etc[ix].
Que ciertas prácticas y saberes disciplinarios sean funcionales a la dominación y las resistencias en momentos históricos específicos no es algo que pase inadvertido. El caso de la Psicología Social en Argentina es un ejemplo más que burdo. Prolífica en sus teorizaciones y prácticas desde 1950 hasta 1976, bajo el sello de Enrique Pichón Rivière[x] como emblema de un colectivo más vasto, formó parte de una corriente de trabajo que exponía y propiciaba como dispositivos potentes el trabajo grupal, institucional y las intervenciones sociocomunitarias, las coordinadoras en salud mental y el desarrollo de prácticas implicadas políticamente. La Instalación de la dictadura del Proceso de Reorganización Nacional borró de un plumazo no solo esas prácticas y las memorias, sino que propendió a la potenciación de dispositivos centrados en la individualidad y el autocontrol. El status, la valoración y la jerarquización que lograron imponer  este tipo de dispositivo a partir de teorías que los sustentaban, “mando al tacho” a toda esta tradición “desaparecida”, generando la valoración - que aún persiste en la actualidad - de segunda categoría a los dispositivos grupales y el borramiento de lo colectivo en las producciones teóricas. Contrariamente a lo que sucede en el resto de América Latina, la Psicología Social en Argentina es un campo inadvertido y devaluado.
Basta ponernos en escenarios donde somos convocados como disciplinados psi que no sean el consultorio terapéutico, para darnos cuenta de la necesidad de contar con formas de hacer y pensar que no se corresponden con varias prácticas hegemónicas o dominantes que se ve reducida la profesión.
Quizá sorprenda actualmente dada la proliferación de síntomas y malestares, situaciones y conflictos en un área como es la infancia el desuso del constructo teórico socialización. Especialmente por aquellos sostenidos en postulados intrasubjetivos y no tanto los intersubjetivos y relacionales. Pensar la Infancia desde este constructo implica desindividualizar a los sujetos y visibilizar un campo complejo en los que intervienen agentes organizados en grupos (especialmente primarios y secundarios) e instituciones (la familia, la escuela, los medios y tecnologías comunicacionales, el mercado de consumo, entre otros). Implica además pensar a cada infante como el producto de un proceso de subjetivización singular en un contexto cultural, social e histórico donde transita su biografía. Donde interviene la constitución del Cuerpo, que como la pulsión, es un concepto limite: lo producido por el encuentro entre el organismo y lo socio histórico.
Estos breves comentarios tienen la intención de invitar al debate y conocimiento de formas de hacer, pensar y sentir la psicología que trascienden los dispositivos del individuo. Desarrollar intercambios teóricos y metodológicos en torno a las diversas prácticas psicológicas rotuladas como psicología social que convocan a otras figuras tales como grupos, comunidades, sociedad, colectivo, instituciones y organizaciones y alguna otra más, como el individuo en contextos institucionales, la pareja, etc. Proponer modelos teóricos y dispositivos de intervención que puedan utilizarse a la hora de trabajar tanto en espacios clínicos como en espacios de prevención, promoción y resolución de conflictos microsocioculturales. Deseamos introducir las variables Social e Histórica en nuestras prácticas psicológicas, visibilizar los procesos psicológicos colectivos y enriquecer y redefinir nuestras prácticas profesionales desde una perspectiva que toma en consideración la multidimensionalidad de la subjetivización.
Pienso que como disciplinados universitarios estamos dejando de lado una mirada de la disciplina y una perspectiva de trabajo que como se mencionara en párrafos anteriores, tiene una historia singular silenciada y bastardeada en nuestro país,  que amerita una lectura crítica y una autocrítica urgente. De nosotros depende que los lugares que reclamamos como pertinentes podamos ocuparlos idóneamente y no dejarlos vacantes. En definitiva,  propiciar el desarrollo de un perfil de psicólogo (social) que pueda pensar su implicación con el trabajo en/con grupos e instituciones y la de potencialmente intervenir en cuestiones que impliquen la interdisciplinariedad como marca distintiva pero no exclusiva.























[i] Psicólogo. Psicoterapeuta del Instituto Municipal de Rehabilitación de Vicente López Anselmo Marini. Profesor de Psicología Social de la Facultad de Ciencias Sociales. U.B.A. Contacto m2dele@gmail.com

[ii] Desde mi perspectiva la Psicología es una Ciencia Social.

[iii] Lo es también en la Ontogénesis: esta se despliega en el contexto de la Filogénesis. Nunca fue el individuo un punto de partida sino el producto de cosas preexistentes, intensivas o extensivas.

[iv] Pero especialmente para argumentar de la existencia previa de ese texto de un campo de debate e investigación de los “procesos psíquicos colectivos” que sientan las bases de la Psicología Social. En este sentido se trata de una campo de conocimientos autónomo, ni parasitario ni menor de ninguna disciplina y menos como resultado del cruce  o intersección entre varias

[v] Mente como constructo de una ecología mental humana que incluye distintas versiones, concordantes o contrapuestas, tales como psiquismo, esquema, estructura cognitiva, imaginación, funciones psíquicas superiores, configuraciones subjetivas, mentalidad, personalidad, procesos psicológicos o mentales de mediación, etc. Criticado y superado el paradigma dominante del conductismo (más o menos radical) Mente se postula con cierto consenso como objeto de la Psicología

[vi] Al respecto se puede ver Olecram Ed Sidranoel (2011) Transdisciplina, en Revista Transversales. Política, Deseo, Subjetividad. Año 1. Número1. Buenos Aires. Invierno 2011, pags. 144- 147 disponible en http://revistatransversales.blogspot.com.ar/. Y también Fernández, A. M. (1993) Cap.2. La Bella Diferencia, en Fernández, A. M. La Mujer de la Ilusión. Pactos y contratos entre hombres y mujeres, Buenos Aires, Paidos

[vii] Como un campo de problemas de la efectividad del Otro, en tanto histórico social que ordena y organiza, de cómo lo simbólico, pero también lo real y lo imaginario tienen eficacia constructiva entre otros órdenes de determinaciones - tales como la raza y etnia, los géneros, el poder, lo económico- político, la clase social, etc..

[viii] Esta postura que compartimos junto a K. Gergen o T. Ibañez y otros autores socioconstruccionistas tiene una afinidad con la epistemología convergente de Pichón Riviere en tanto sostiene que la psicología social es una interciencia de metodología interdisciplinaria.

[ix] Los enfoques transdisciplinarios implican la organización multidisciplinaria y las prácticas interdisciplinarias que deseen generarse. Se deriva que es necesario los niveles de imbricación de instancias analíticas del tipo psiquismo individual, mundo interno- externo, niveles vinculares e interpersonales-subjetivos, las interacciones, los roles y los estilos comunicacionales, niveles intra- intergrupales, dinámicas sociales situadas socio histórica y geográficamente, niveles de institucionalidad y comunidad, incluso las prácticas religiosas y de religiosidad y todo lo que tenga que ver con las dinámicas de lo colectivo y los modos de existencia.

[x] Bleger, Malfé, Ulloa, Plavlovsky, Bauleo, G. Baremblit, Camino y tantos otros…