Artículo sobre tema principal del
Seminario 2011: "Pichon-Riviére como autor latinoamericano".
Título:
Universal, particular, singular de
un Hombre-en- situación llamado Enrique Pichon-Riviére
Autor:
Marcelo De Leonardis
Psicoterapeuta transdisciplinario
Lic. psicología UBA
Docente psicología social de la Carrera de Sociología UBA
Universal, particular, singular de
un Hombre-en- situación llamado Enrique Pichon-Riviére
Para empezar a sentir a Enrique
Pichon-Riviére como latinoamericano, habría que dejar de pronunciar
de manera afrancesada el “Piyon” y pasar al “Pichon”,
marcando bien la che como me gusta hacerlo. Che, como señaló
Joaquín Pichon-Riviére en la segunda jornada del seminario1,
parece estar emparentado al lenguaje de la cultura guaraní.
Influenciado también por lo expuesto por Horacio González, Josefina
Racedo y Ricardo Avenburg en la primer jornada, pretenderé ir
de lo universal a lo particular a lo singular tomando tres aspectos
vinculados a Pichon Riviêre que pretenden ser signos, sólo eso, de
esos tres momentos. De lo universal me referiré a sus posturas
científicas en torno a la ciencia y la psicología social; de lo
particular quiero marcar su impronta de latinoamericano en cuanto a
sus señalamientos sobre la familia en estas regiones del planeta; y
de lo singular presentar una síntesis ficcionalizada que resume su
situación existencial.
Hombre-en- situación y procesos de
subjetivización.
“La psicología social se
particulariza fundamentalmente por ser operativa e instrumental, con
las características de una interciencia cuyo campo es abordado por
una multiplicidad interdisciplinaria (epistemología convergente), de
la cual deriva la multiplicidad de las técnicas… una visión
integradora del “hombre en situación”, objeto de una ciencia
única o interciencia, ubicado en una determinada circunstancia
histórica y social… las ciencias del hombre así reunidas aportan
elementos para la construcción de un instrumento único al que
llamamos ECRO, esquema conceptual, referencial y operativo, orientado
hacia el aprendizaje a través de la tarea.”2
Mi formación en psicología social me
llevó a plantear que la misma es una transdisciplina3
y que como tal no tiene objeto (ya que este se corresponde a las
disciplinas de objeto discreto) sino campo de problemas o
problemática. Esta se sintetiza en lo que se denomina procesos de
subjetivización (subjetividad y subjetivación)4.
Este enfoque tiene cierta afinidad con los desarrollos del socio
construccionismo o construccionismo social, tomando distancia
crítica de las posiciones dialécticas. Defino la Psicología
social como el campo transdisciplinario que tiene por objeto dar
cuenta de las producciones de subjetivización. Estas producciones se
sitúan en determinados contextos socio- histórico, cultural y
geográfico. Para dar cuenta de ello se necesita especificar las
articulaciones existentes entre: las MODALIDADES con que se expresan;
las CONDICIONES de posibilidad que las atraviesan; los RECURSOS
implicados para tales procesos.
Lo que me impresiona es encontrar que
esta postura5,
que comienza a tomar forma a mediados de la década de 1970 desde los
países centrales, enuncia y asume propuestas muy parecidas, pero
muy, de como pensar la ciencia y la psicología social por Pichon
Riviêre ya casi 1960 y desde Latinoamérica. Tentado estoy de decir,
un visionario y pionero. Por ejemplo, la misma critica que empieza a
elaborar K Gergen y otros sobre el valor operativo y de conocimientos
de lo producido por la psicología social norteamericana a mediados
de los 1970, se corresponde a lo ya planteado en los años 1960 por
Pichon Riviere sobre la necesidad de transformar la tarea en
direccional y significativa para evitar estancamiento y pérdida de
sentido. Claro, a primera vista parecerían dos lenguajes distintos.
Pero esto se entiende cuando estamos comparando dos producciones que
no tienen contacto temporo espacial, lo cual hace que iguales
problemas estén significados de forma similar por “lenguajes”
diferentes.
Voy a tomar dos puntos de fuerte
coincidencia.
En el plano epistemológico ambos
sostienen un criterio de verdad bastante radicalizado. La Psicología
social histórica y crítica tiene un criterio de Verdad relativista,
legitimada en una retórica de la verdad y gestionada a través de
los juegos de la verdad. Desde la Psicología social de la praxis6
la verdad es en términos de interpretación, una hipótesis que va a
ser confirmada o reformulada. ”
Toda interpretación, en este tipo de grupos, como en la tarea
terapéutica, tiene el carácter de una hipótesis elaborada acerca
de la fantasía grupal. No apunta a la exactitud, o mejor dicho no se
evalúa con un criterio tradicional de verdad sino en términos de
operatividad, en la medida que permite o favorece la ruptura del
estereotipo.”7
En el plano teórico lo que la
Psicología social histórica y crítica postula como problemática
es la Subjetivización (efectos de subjetividad y procesos de
subjetivación) y la psicología social de la praxis el hombre en
situación donde el “sujeto no sólo es un sujeto relacionado, es
un sujeto producido. No hay nada en él que no sea la resultante de
la interacción entre individuos, grupos y clases.”8
Lo cual hace necesaria la intervención de epistemologías de la
Complejidad –mas sistémica- o de la Transversalidad –mas
institucionalista- o Interciencia –mas pichoniana-. Lo cual
requiere de conjuntos multidisciplinarios que intervengan con
metodologías interdisciplinarias.
Lo universal toma características
particulares en contextos socio históricos específicos.
“La “antipsiquiatría” es una
concepción impulsada por sujetos muy capaces… conectados con el
pensamiento de Sartre… tengo coincidencias y discrepancias con
Laing y con Cooper… rechazo el concepto de alienación de Laing y
la función que tiene la familia dentro del esquema de Cooper. Pienso
que es preciso distinguir los distintos tipos de familia y los
diferentes medios sociales en los que se inserta el núcleo familiar.
Por ejemplo, es muy particular y
significativo el rol de la familia en un país dependiente, y muy
distinto el que cumple en un país industrializado. Y esto se
visualiza si comparamos la familia norteamericana con la
sudamericana. Hay entre ellas profundas diferencias y roles distintos
a cumplir; también han tenido modelos diferentes.9
La cita precedente es un excelente
analizador sobre los posicionamientos personales y críticos que le
permitieron desarrollar un punto de vista autónomo, un pensamiento
propio y no “dependiente” del teorizar en otros contextos y
extrapolados como si fueran universales= únicos, esenciales y
válidos para todos los momentos y lugares.
El eje familia es rico para pensar
tanto los aspectos ligados a la importancia que adquiere como red de
sostén o apoyo socioemocional para aquellos que venimos de una
experiencia inmigratoria global como de inmigración local o interna
del país. Un país, Argentina, que entre 1940 y
1950 producía un cambio de la sociedad tradicional a la sociedad de
masas. La percepción de los procesos de cambio social y cultural en
la investigación clínica del “conjunto” familiar de pacientes
psicóticos empezando a ser entendido como grupo primario y la
posterior elaboración de los grupos operativos de la psiquiatría, y
luego, psicología social, manifestaban una tendencia “en un
sentido que colocaba a las transformaciones contemporáneas de la
socialidad en el centro de su preocupación”. 10
Singularidad. Hacer la vertical
sobre la colchoneta horizontal de los grupos.
Ese día el grupo despedía a Enrique.
Como coordinador, me sentía triste. Y eso era algo que el siempre
traía. Pensé en las afecciones de los más afines y centrar el
trabajo sobre ellos. De todos y todas, creo que Vicente era el que
más afectado estaba. Siempre al lado de aquel. Siempre con gestos de
admiración y postura reverencial. Para mi sorpresa, a Ana la vi
tranquila. Quizá entre ellos no había despedidas. Y ese día, en la
sesión de alta de Enrique, dejé que Vicente tomara la iniciativa.
Después de expresar con voz quebrada por la angustia y la emoción
todo lo que significaba que su compañero no nos iba a acompañar más
en la experiencia de ese grupo, se hizo un silencio de muerte que
pareció una eternidad y así como de la nada preguntó:
-¿Tenes presente alguno de tus
primeros sueños?
Enrique, un poco desconcertado dijo
- Todos ellos, sin excepción, estaban
vinculados a la acechanza de los malones…
Y como no dijo nada más, prosiguió
Vicente, como si nunca hubiese escuchado esas historias de su
compañero.
-¿Cómo eras de niño? ¿Cuáles tus
gustos, tu carácter?
-Trabajaba con mi padre en el campo, a
los seis años ya sembraba… Y era tranquilo, sin mayores
conflictos, a pesar de sufrir el latente peligro de los ataques
indígenas y la especial situación familiar…11
Éramos una familia más de la zona.
Aprendí a hablar perfectamente el guaraní; mi maestro fue el primer
capataz que tuvo mi padre en la plantación… Y lo curioso es que
pase del francés al guaraní directamente: el castellano recién lo
aprendí cuando tuve que ir a la escuela. Incluso necesite tomar
algunas lecciones…
El Iberá era para nosotros un mundo de
magia, lo desconocido, y también lo siniestro. Nos sentíamos
atraídos, pero a la vez recelosos ante la proximidad de la aventura,
que era también la proximidad de alguna tragedia.12
Nos bañábamos en la laguna, a pesar
de los yacarés. Mi padre nos había enseñado una manera de
inmovilizarlos, poniéndoles una rama en la boca y dejándoles así
trabada la mandíbula. Yo lo hice una sola vez pero lo viví como una
eternidad. Era una vida muy especial, una vida en la naturaleza, y si
bien nos mudamos varias veces, siempre, eran sitios de una misma
región, y las experiencias y los recuerdos se repetirán.13
Pero es cierto que, a pesar de nuestra
gran adaptación al medio, vivía todas las contradicciones propias,
algunas muy angustiosas, del que, en cierta medida y más allá de
sus deseos, responde a mundos culturales muy distintos y hasta muy
opuestos.
Y ese mundo primitivo, de donde
surgieron mis temores más profundos, el de los malones indígenas,
me nutrió con toda una visión mágica del universo… regido por la
culpa, y donde la muerte, el duelo y la locura, forman el contexto
general.14
Cebado por lo intenso del relato y
tomando conciencia de su despedida, prosiguió
-Podría decir que mi vocación por las
ciencias del Hombre surge de la tentativa de resolver la oscuridad
del conflicto entre dos culturas. A raíz de la emigración de mis
padres desde Ginebra hasta el Chaco, fui desde los 4 años testigo y
protagonista, a la vez, de la inserción de un grupo minoritario
europeo en un estilo de vida primitivo. Se dio así en mi la
incorporación, por cierto que no del todo discriminada, de dos
modelos culturales casi opuestos. Mi interés por la observación de
la realidad fue inicialmente de características precientíficas, y
más exactamente, mítico y mágico, adquiriendo una metodología
científica a través de la tarea psiquiátrica.15
Logre decirle
- Eso que sintetiza de forma brillante
su situación existencial nos muestra a todos y todas lo provechoso
que fue para vos esta terapia grupal. Interrumpiéndome, casi como no
queriendo escuchar mis palabras de cierre, agregó:
- El descubrimiento de la continuidad
entre sueño y vigilia, presente en los mitos que acompañaron mi
infancia y en los poemas que atestiguan mis primeros esfuerzos
creativos, bajo la doble y fundamental influencia de Lautréamont y
Rimbaud, favoreció en mí, desde la adolescencia, la vocación por
lo siniestro.16
Todos caímos nuevamente bajo el
hechizo de su retórica y su efecto fascinante de líder. Nadie
quería interrumpirlo, así que prosiguió…
-La sorpresa y la metamorfosis, como
elementos de lo siniestro, el pensamiento mágico, estructurado como
identificación proyectiva, configuran una interpretación de la
realidad característica de las poblaciones rurales influidas por la
cultura y la mitología guaraní, en las que viví hasta los 18 años…
La internalización de estas estructuras primitivas orientó mi
interés hacia la desocultación de lo implícito, en la certeza de
que tras todo pensamiento que sigue las leyes de la lógica formal,
subyace un contenido que, a través de distintos procesos de
simbolización, incluye siempre una relación con la muerte en una
situación triangular… mi vocación analítica surge como necesidad
de esclarecimiento de los misterios familiares y de indagación de
los motivos que regían la conducta de los grupos inmediato y
mediato… El interés por la observación de los personajes
prototípicos, que en las pequeñas poblaciones adquieren una
significatividad particular, estaba orientado -aún no
conscientemente- hacia el descubrimiento de los modelos simbólicos,
por los que se hace manifiesto el interjuego de roles que configura
la vida de un grupo social en su ámbito ecológico. Algo de lo
mágico y lo mítico desaparecía entonces frente a la desocultación
de ese orden subyacente pero explorable: el de la interrelación
dialéctica entre el hombre y su medio.17
Ambivalente, entre producir un corte o
dejarlo aquí con nosotros eternamente, intervine pidiéndole a
Vicente que se animara a concluir el encuentro
-Enrique, para cerrar, ¿Qué más
sabes, a fondo, de tu vida?
- Que he estado en la tierra realizando
una tarea concreta. Esto ha sido mi vida: una praxis permanente y en
movimiento espiral.18
Todos nos saludamos y para sacudir la
tristeza y transformarla, Enrique no invitó a todos a caminar la
noche e ir a bailar y escuchar unos tangos al Sur.
1
SEMINARIO PICHON-RIVIÈRE COMO AUTOR LATINOAMERICANO.
Biblioteca Nacional. 9, 23 y 30 de Septiembre
de 2011. Ciudad
de Buenos Aires.
2
Pichon Riviêre, E El proceso grupal, Nueva Visión, 1978, Bs As,
Estructura de una escuela destinada a la formación de
4psicólogos
sociales, págs. 149/150
3
Ver M. De Leonardis El Anti- Edipo y la Transdisciplina: 7 miradas
mutuas; y, O. Ed Sidranoel Transdisciplina, en Revista
Transversales. Política, Deseo, Subjetividad. Año 1, Número 1, Bs
As, Invierno 2011 (hay versión electrónica
http://revistatransversales.blogspot.com/)
http://revistatransversales.blogspot.com/)
4
Tal como nos lo proponía pensar el Lic. Ricardo Malfe o también
Gregorio Baremblitt respecto al análisis institucional.
7
Pichon Riviêre, E El proceso grupal, Nueva Visión, 1978, Bs As,
Estructura de una escuela destinada a la formación de
psicólogos sociales, pág. 153
psicólogos sociales, pág. 153
10
Vezzetti, H.
El psicoanálisis y las ciencias
sociales (Enrique Pichon Rivière y Gino Germani), Anuario de
Investigaciones, N° 6, Facultad de Psicología, UBA, 1998, Bs As (existe versión electrónica abreviada)
Investigaciones, N° 6, Facultad de Psicología, UBA, 1998, Bs As (existe versión electrónica abreviada)