miércoles, 3 de junio de 2015

Toda Psicología es Social

TODA PSICOLOGIA ES SOCIAL
Marcelo De Leonardis[i]

Algunos, pocos, han decretado que transitamos la era de la ideología del Fin de la Historia y las Ideologías. En virtud del Imaginario Social que se organiza en torno de esa creencia, los mecanismos de naturalización están a la orden del día. Por un lado se cree que hay cosas que siempre existieron de la misma forma, con lo cual se borra cualquier intento de introducir una perspectiva histórica de ellas y las situaciones que podrían desestabilizar esos postulados. Se cree, por ejemplo, que un fenómeno de inseguridad social se genera por efecto espontaneo del aquí y ahora como hongo que brota de las baldosas y no que es una producción socio histórica, en la que se imbricaron políticas y voluntades pretéritas de apostar  y adherir a determinado rumbo y no a otros. O se cree que los fenómenos colectivos de consumo masivo e ideales consumistas son formas lógicas eternas en las que se organizan todas las sociedades de la historia humana. Y así se pueden citar ejemplos más particulares y singulares de la cuestión.
Pero también la naturalización nos pone en el plano de la Naturaleza, ese dominio en el que la Razón pudo defender su orden eterno de las cosas sin la intervención “sucia” de lo subjetivo, ni de Dios, para la producción de la Verdad de la Ciencia y la Filosofía Moderna. La objetivación introduce la ilusión de lo objetivo y por un pase de magia deja afuera a los verdaderos productores de las cosas, a los objetivadores: las mujeres, los hombres y (hoy habría que agregar) otros géneros. Cuando se habla de Naturaleza Humana se está apelando a algún tipo de mecanismo de naturalización. Pero no hay tal cosa. En el dominio de lo humano hay subjetivización: hay una sinergia de la especie que vuelve todos sus contextos autocreados. Son actos performativos. No hay objetividad sino objetivaciones: lo objetivo es una construcción, esta producido.
Lo que la modernidad clásica ha definido como objetivo existe por fuera de lo humano: hay ciertos fenómenos y regularidades materiales no humanas captadas por nosotros que testimonian de esa existencia. Por tal motivo sería beneficioso para la Ciencia que quiere escapar de los binarismos de la Modernidad, especialmente las denominadas Ciencias Sociales[ii], abandonar la idea de objetivo y reemplazarla por la de materialidad efectiva. Podrían encontrarse otras denominaciones mejores. Siempre se trata de un trabajo colectivo, a no engañarnos.
Con el desarrollo de la Modernidad como etapa histórica de la especie se dan ciertas producciones de subjetivización en las que se destacan distintas figuras. Diría que Sociedad, Grupo e Individuo conforman el trío más famoso. De ellas, la figura central en términos político, económico, filosófico y científico es el Individuo. Y él también está tocado por la naturalización. En lo que sigue voy a mencionar unas cuestiones que nos compromete a todos los disciplinados Psi.

La Psicología como disciplina está destinada a fundamentar la construcción del Individuo como figura central de la Modernidad de Occidente. Destino polémico si se quiere (como lo no pensado en las actuales prácticas psi), no pudiendo dar el lugar preciso a un gran número de acontecimientos y situaciones que están más allá de la reducción individualista del fenómeno psicológico. Demanda socio histórico que debiera tenerse en cuenta al hacer un análisis crítico de nuestra disciplina. Podría demostrar que la psicología es primero social y luego individual en términos de producción en la historia del conocimiento[iii]. Es solamente en el campo ideológico en que el individualismo es dominante que puede producirse una sinonimia de psicología con individuo y que por tanto puede luego algo adjetivarse con social como si se tratara de un resultado y no de algo que está en el comienzo. La psicología adjetivada como social es un producto de una demanda socio histórica en la que la individualidad burguesa se ve amenazada por el fenómeno colectivo de la asociación. El texto freudiano de la Psicología de las masas es una herramienta de divulgación válida para ubicarse sobre los debates comprometidos a tales fines[iv]. A la especie humana la distingue los fenómenos de la sociabilidad y la mentalización. Entre ambos se produce una dialéctica, una relación de mutua influencia que hace posible la creación de contextos o realidades. ¿Quiénes pueden contrargumentar que en términos generales toda psicología es social; que existiría una rama que es la Psicología Individual como el estudio de la mente[v] del individuo? Psicología Individual como disciplina de objeto discreto que nomina un dominio más específico de un campo de conocimientos más vasto. Sino ¿De qué manera interpretar la frase freudiana de que la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio, psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado? De esta forma si la psicología tiene que adjetivarse no es con social sino con individual.
Los dominios disciplinarios siempre están en falta respecto a totalizar el conocimiento de alguna cosa que no sea su objeto discreto o específico. Por tal motivo creo que cualquier disciplina se vuelve consistente si se reconoce como particular y específica, no totalizante de ciertos “objetos complejos” y problemáticos que son tales por escapar de la exclusividad de un dominio específico y presentarse como una unidad en la diversidad.
La psicología (social) puede definirse como el análisis de los procesos de subjetivización. Esto implica propiciar la transdisciplina[vi] como postura epistémica que pone de relieve la tensión moderna Individuo- Sociedad[vii]. Se trata de analizar e intervenir (lo que hace todo profesional) en cuestiones involucradas con el accionar de grupos, individuos y colectivos en la construcción de existencias humanas, socio históricamente situadas. Le queda bien a la Psicología y todo lo psi pensarse desde lo socio histórico ya que eso es recuperar un nivel de análisis científico materialista. Los procesos de subjetivización (subjetividad- subjetivación) configuran un campo complejo o transversal que requiere abrir los campos disciplinarios para que el saber de lugar al conocimiento.
En el caso de la Psicología Social tal como está plasmado en su nombre, el saber es transdisciplinario porque resiste al reduccionismo disciplinario[viii]. Quiere esto decir que su tradición es conservar la diversidad teórica como elemento distintivo y la extraterritorialidad como lo Diferente de Mi que me permite imaginar. También porque dada la tensión no cae en un reduccionismo individualista que actúa como sobredeterminación, sino que pone a trabajar las teorías en perspectiva con otras determinaciones, como el poder, la organización social, los géneros, las clases y los modos de producción económica, la satisfacción de las necesidades, la efectividad de los signos, la construcción de los cuerpos, etc[ix].
Que ciertas prácticas y saberes disciplinarios sean funcionales a la dominación y las resistencias en momentos históricos específicos no es algo que pase inadvertido. El caso de la Psicología Social en Argentina es un ejemplo más que burdo. Prolífica en sus teorizaciones y prácticas desde 1950 hasta 1976, bajo el sello de Enrique Pichón Rivière[x] como emblema de un colectivo más vasto, formó parte de una corriente de trabajo que exponía y propiciaba como dispositivos potentes el trabajo grupal, institucional y las intervenciones sociocomunitarias, las coordinadoras en salud mental y el desarrollo de prácticas implicadas políticamente. La Instalación de la dictadura del Proceso de Reorganización Nacional borró de un plumazo no solo esas prácticas y las memorias, sino que propendió a la potenciación de dispositivos centrados en la individualidad y el autocontrol. El status, la valoración y la jerarquización que lograron imponer  este tipo de dispositivo a partir de teorías que los sustentaban, “mando al tacho” a toda esta tradición “desaparecida”, generando la valoración - que aún persiste en la actualidad - de segunda categoría a los dispositivos grupales y el borramiento de lo colectivo en las producciones teóricas. Contrariamente a lo que sucede en el resto de América Latina, la Psicología Social en Argentina es un campo inadvertido y devaluado.
Basta ponernos en escenarios donde somos convocados como disciplinados psi que no sean el consultorio terapéutico, para darnos cuenta de la necesidad de contar con formas de hacer y pensar que no se corresponden con varias prácticas hegemónicas o dominantes que se ve reducida la profesión.
Quizá sorprenda actualmente dada la proliferación de síntomas y malestares, situaciones y conflictos en un área como es la infancia el desuso del constructo teórico socialización. Especialmente por aquellos sostenidos en postulados intrasubjetivos y no tanto los intersubjetivos y relacionales. Pensar la Infancia desde este constructo implica desindividualizar a los sujetos y visibilizar un campo complejo en los que intervienen agentes organizados en grupos (especialmente primarios y secundarios) e instituciones (la familia, la escuela, los medios y tecnologías comunicacionales, el mercado de consumo, entre otros). Implica además pensar a cada infante como el producto de un proceso de subjetivización singular en un contexto cultural, social e histórico donde transita su biografía. Donde interviene la constitución del Cuerpo, que como la pulsión, es un concepto limite: lo producido por el encuentro entre el organismo y lo socio histórico.
Estos breves comentarios tienen la intención de invitar al debate y conocimiento de formas de hacer, pensar y sentir la psicología que trascienden los dispositivos del individuo. Desarrollar intercambios teóricos y metodológicos en torno a las diversas prácticas psicológicas rotuladas como psicología social que convocan a otras figuras tales como grupos, comunidades, sociedad, colectivo, instituciones y organizaciones y alguna otra más, como el individuo en contextos institucionales, la pareja, etc. Proponer modelos teóricos y dispositivos de intervención que puedan utilizarse a la hora de trabajar tanto en espacios clínicos como en espacios de prevención, promoción y resolución de conflictos microsocioculturales. Deseamos introducir las variables Social e Histórica en nuestras prácticas psicológicas, visibilizar los procesos psicológicos colectivos y enriquecer y redefinir nuestras prácticas profesionales desde una perspectiva que toma en consideración la multidimensionalidad de la subjetivización.
Pienso que como disciplinados universitarios estamos dejando de lado una mirada de la disciplina y una perspectiva de trabajo que como se mencionara en párrafos anteriores, tiene una historia singular silenciada y bastardeada en nuestro país,  que amerita una lectura crítica y una autocrítica urgente. De nosotros depende que los lugares que reclamamos como pertinentes podamos ocuparlos idóneamente y no dejarlos vacantes. En definitiva,  propiciar el desarrollo de un perfil de psicólogo (social) que pueda pensar su implicación con el trabajo en/con grupos e instituciones y la de potencialmente intervenir en cuestiones que impliquen la interdisciplinariedad como marca distintiva pero no exclusiva.























[i] Psicólogo. Psicoterapeuta del Instituto Municipal de Rehabilitación de Vicente López Anselmo Marini. Profesor de Psicología Social de la Facultad de Ciencias Sociales. U.B.A. Contacto m2dele@gmail.com

[ii] Desde mi perspectiva la Psicología es una Ciencia Social.

[iii] Lo es también en la Ontogénesis: esta se despliega en el contexto de la Filogénesis. Nunca fue el individuo un punto de partida sino el producto de cosas preexistentes, intensivas o extensivas.

[iv] Pero especialmente para argumentar de la existencia previa de ese texto de un campo de debate e investigación de los “procesos psíquicos colectivos” que sientan las bases de la Psicología Social. En este sentido se trata de una campo de conocimientos autónomo, ni parasitario ni menor de ninguna disciplina y menos como resultado del cruce  o intersección entre varias

[v] Mente como constructo de una ecología mental humana que incluye distintas versiones, concordantes o contrapuestas, tales como psiquismo, esquema, estructura cognitiva, imaginación, funciones psíquicas superiores, configuraciones subjetivas, mentalidad, personalidad, procesos psicológicos o mentales de mediación, etc. Criticado y superado el paradigma dominante del conductismo (más o menos radical) Mente se postula con cierto consenso como objeto de la Psicología

[vi] Al respecto se puede ver Olecram Ed Sidranoel (2011) Transdisciplina, en Revista Transversales. Política, Deseo, Subjetividad. Año 1. Número1. Buenos Aires. Invierno 2011, pags. 144- 147 disponible en http://revistatransversales.blogspot.com.ar/. Y también Fernández, A. M. (1993) Cap.2. La Bella Diferencia, en Fernández, A. M. La Mujer de la Ilusión. Pactos y contratos entre hombres y mujeres, Buenos Aires, Paidos

[vii] Como un campo de problemas de la efectividad del Otro, en tanto histórico social que ordena y organiza, de cómo lo simbólico, pero también lo real y lo imaginario tienen eficacia constructiva entre otros órdenes de determinaciones - tales como la raza y etnia, los géneros, el poder, lo económico- político, la clase social, etc..

[viii] Esta postura que compartimos junto a K. Gergen o T. Ibañez y otros autores socioconstruccionistas tiene una afinidad con la epistemología convergente de Pichón Riviere en tanto sostiene que la psicología social es una interciencia de metodología interdisciplinaria.

[ix] Los enfoques transdisciplinarios implican la organización multidisciplinaria y las prácticas interdisciplinarias que deseen generarse. Se deriva que es necesario los niveles de imbricación de instancias analíticas del tipo psiquismo individual, mundo interno- externo, niveles vinculares e interpersonales-subjetivos, las interacciones, los roles y los estilos comunicacionales, niveles intra- intergrupales, dinámicas sociales situadas socio histórica y geográficamente, niveles de institucionalidad y comunidad, incluso las prácticas religiosas y de religiosidad y todo lo que tenga que ver con las dinámicas de lo colectivo y los modos de existencia.

[x] Bleger, Malfé, Ulloa, Plavlovsky, Bauleo, G. Baremblit, Camino y tantos otros…

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